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Writer's pictureConexión San Angelo

BIDEN VS TRUMP


Por José López Zamorano

Para La Red Hispana


La conmemoración del “Miércoles Negro”, la insurrección del 6 de enero de 2021, marcó el banderazo de salida de lo que será la mayor batalla política del 2022: Joe Biden vs Donald Trump.


De ninguna manera fue casual que el presidente de los Estados Unidos aludiera en 16 ocasiones a su antecesor sin mencionarlo por su nombre y lo acusara de tejer una telaraña de mentiras para evitar la transferencia pacífica del poder:


“El expresidente de los Estados Unidos de América ha creado y difundido una telaraña de mentiras sobre las elecciones de 2020. Lo ha hecho porque valora el poder sobre los principios. Porque ve su propio interés como más importante que el interés de su país, que el interés de Estados Unidos, y porque a su ego magullado le importa más que nuestra democracia o la Constitución”.


Fue un golpe directo para empañar la marca “Trump”, una figura divisiva, polarizante, carente de principios y autocontrol, que sin embargo se mantiene en las sombras como el más probable aspirante presidencial republicano para las elecciones del 2024.


Es verdad que muchos demócratas se encuentran legítimamente preocupados por las acciones del expresidente que llevaron a una turba de los simpatizantes a ocupar ilegalmente el Capitolio para tratar de frustrar la certificación oficial del triunfo de Joe Biden en las elecciones del 2020, donde obtuvo más de 81 millones de votos, 7 millones más que el expresidente Trump.


Tanto la indagatoria del Comité especial de investigación del congreso, como las posibles acciones del departamento de justicia, están sólidamente fincadas en la noción de qué nadie está por encima de La Ley y de que debe haber consecuencias, para evitar que acciones similares sean una amenaza futura sobre las instituciones políticas.


El mensaje es más claro que el agua: la eventual reelección de Trump es un peligro real y presente para el futuro democrático de Estados Unidos.


Pero también se pueden distinguir los contornos de una estrategia política deliberada de la Casa Blanca para energizar a la militancia demócrata, que se encuentra decepcionada por la agenda inconclusa del presidente Biden y la incapacidad de los demócratas para cumplir con las promesas que los llevaron al poder.


Por diferencias dentro de sus propias filas, los demócratas no lograron aprobar la iniciativa Build Back Better y por lo tanto no lograron renovar los créditos fiscales infantiles que habían sacado a la mitad de los niños del país de la pobreza. Como consecuencia, más de 4.1 millones de niños de latinos dejarán de recibir los apoyos.


En la congeladora siguen también la reforma migratoria, el aumento a los salarios mínimos, la nueva ley de derechos de los votantes y la reforma policial, entre otras promesas.


La rivalidad de Biden vs Trump permite al público entender con claridad las diferencias entre demócratas y republicanos, así como los peligros que enfrenta Estados Unidos con un regreso de Trump en 2024. Aunque siempre es mejor un mal arreglo que un buen pleito, en este caso una “pelea política” de principios puede ser saludable para la república.





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